jueves, 27 de enero de 2011

LOS "ELEGANTES" MODALES DE NUESTROS POLÍTICOS


Empezó con fuerza la campaña electoral y también comenzaron a verse de parte de los aspirantes a la Presidencia de la República y candidatos de las listas congresales, lamentables y visibles demostraciones de escasa delicadeza, precarias formas y ausencias de consideración a la población que anhelan representar.
A través de los medios de comunicación observamos su efímera educación, deferencia y tolerancia. Una nueva comprobación de que las credenciales académicas, profesionales y sociales y, consecuentemente, el bienestar económico no van acompañados de la caballerosidad y mesura. No requiero mencionar nombres para hacerle recordar las cotidianas faltas de quienes están inmersos en adjetivos, enfrentamientos y, por decirlo lo menos, en las inelegancias en que se está transformado el certamen electoral.
Esta carencia de compostura, buenos modales y cortesías muestra el deterioro de esta noble actividad que deben conducir gentes con espíritu cívico y con una hoja de vida ejemplar. El gobernante hace docencia con su postura expuesta a la reflexión general que, por cierto, no guarda coherencia con lo que vemos todos los días, incluso con ‘resignación’. Peor aún, cuando estas faltas provienen de quienes conducen el rumbo de la nación y están obligados a hacer pedagogía política en lugar de proselitismo partidario utilizando recursos provenientes de todos los contribuyentes.
Es habitual escuchar epítetos como “loquito de la calle” (en referencia a un ex jefe de Estado), emplear insultos para responder preguntas incómodas de periodistas, utilizar calificativos agraviantes en lugar de propuestas, usar términos como: “el ladrón cree que todos son de su misma condición”, “a la m… con las tachas”, entre otros comentarios. La falta de cultura y óptima formación hace que pierdan ‘los papeles’ estos individuos que nunca pasaron por un elemental curso de urbanidad. Sus gestos, vestimentas, formas de tratar al adversario, afirmaciones exacerbadas, actitudes autosuficientes, etc., constituyen un pésimo referente para el ‘ciudadano de a pie’. En el libro Rajes del oficio del periodista Pedro Salinas, Mario Vargas Llosa señala: “La política, en primer lugar, no atrae a la mejor gente. La política atrae a gente con apetito de poder, gente inescrupulosa, de una gran mediocridad. Los mejores talentos, los más idealistas, los más puros, los más preparados, muy rara vez se dejan tentar por la política. Y cuando así ocurre, generalmente la política los arrolla, o los corrompe o los expulsa”. ¿El proceder de los políticos no coincide con esta descripción?
Es evidente, por lo que está aconteciendo en la contienda electoral, la falta de finura, elegancia y nivel -entre otros factores- de sus protagonistas. Es prioridad que la ‘clase política’ comprenda su influencia en los destinos nacionales y en la conciencia colectiva de los peruanos que los elegiremos para personificar nuestras expectativas y demandas. Por la salud democrática de la sociedad deseamos que algún día su desempeño sea un ‘faro’ de valores, respeto, convivencia y armonía social. (Por Wilfredo Pérez Ruiz extracto de www.generaccion.com)

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